lunes, 6 de diciembre de 2010

El modernismo en Turín: De la Crocetta a Pietro Mica


Si el barroco es el estilo que define al Turín más clásico, el modernismo es el reflejo de la Turín industrial, rica y próspera del siglo XIX. Barrios y avenidas se crearon en este lenguaje arquitectónico para acoger a las principales familias burguesas del Piamonte, deseosas de desarrollar un estilo propio y moderno, que los diferenciara del antiguo esplendor nobiliario de la ciudad.

El quartiere della Crocetta es el más claro exponente de esta nueva visión. Se trata de un barrio organizado en retícula, y que entre sus calles alberga, además de varias joyas de la arquitectura civil modernista, teatros, galerías y la sede de la prestigiosa universidad politécnica de Turín. Pasear por la Crocetta puede recordar a barrios como Chelsea en Londres o Postdam en Berlín, pues aúna el lujo con la tranquilidad de las afueras, pese a encontrarse en pleno centro de la ciudad.

Bajando por corso Vittorio Emanuele II nos encontramos con la estación de trenes de Porta Nuova. Recibe su nombre de una de las antiguas puertas de acceso a Turín, y marca el punto de expansión que vivió la ciudad hacia el oeste, pasando de 50.000 habitantes a principios del siglo XIX a casi medio millón en 1900. Se trata de la tercera estación con más flujo de pasajeros de Italia, contando con más de 70 millones de viajeros al año. Inaugurada en 1864, es la estación más antigua del país, aunque las numerosas reformas llevadas a cabo han diluido en parte su arquitectura eclecticista original, apreciable ya tan solo en su gran fachada de acceso.

Frente a la estación, y tras los jardines de la piazza Carlo Felice, se abre Via Roma, la calle más lujosa de Turín, y no sólo porque el revestimiento de mármoles en suelo y columnas ya le haga ser digno de tal apelativo, sino que es además la calle en la que se abren las tiendas de las marcas más prestigiosas, y donde se encuentra la sede el periódico La Stampa. Abierta a principios del siglo XVII, bajo el nombre de Via Nova, pues unía la Piazza Castello con Porta Nova, acoge hacia la mitad de la calle otra de las plazas más destacadas de Turín, la de Carlo Alberto.

Con casi 13.000 metros cuadrados, Piazza Carlo Alberto, es después de Vittorio Véneto el segundo espacio abierto más importante de la ciudad. En el centro se yergue la escultura ecuestre de Emanuele Filiberto, y en el lado sur las dos iglesias gemelas barrocas de Santa Cristina y San Carlo. En los soportales laterales merece la pena visitar sus cafés, los más antiguos de Turín, y frecuentados por artistas, nobles y escritores a lo largo de la historia, como el caffé San Carlo de 1798 o la confitería Stratta, de 1836. Aquí se puede degustar el tradicional aperitivo turinés, en el que se paga la bebida y se cena todo lo que uno quiere de las bandejas ofrecidas, o probar los deliciosos dulces del Piamonte, región famosa por sus chocolates.

Los “aperitivi”: Casi todos los bares del centro de Turín los ofrecen. Generalmente el horario coincide con el de la cena de los italianos, de 20:30 a 22:00. Consiste en pagar una bebida a un precio que oscila entre los 6 y los 8 euros y picar toda la comida que uno quiera en las bandejas ofrecidas. Suele consistir en quesos, embutidos y ensaladas de pasta, aunque hay una gran variedad. Los aperitivi más populares son los ofrecidos en el “quadrilatero romano”, frecuentados generalmente por estudiantes y jóvenes.

Desviándonos hacia la derecha de Via Roma, nos encontramos con el Museo Egipcio, considerado como uno de los mejor del mundo por la riqueza de sus colecciones, fruto de las expediciones italianas en el país africano. A pocos metros se sitúa el Palazzo Carignano, lugar de nacimiento del rey Vittorio Emanuel II y actual sede del museo del Risorgimento donde se explica la historia de la unificación italiana.




Museo Egipcio: Entrada 6.50€, 50% de descuento para estudiantes. El museo cierra a las 7 por lo que no conviene entrar más tarde de las 5, pues al menos se necesitan dos horas para recorrer los tres pisos de salas que componen el museo.


Del ángulo que une Via Roma con Piazza Castello parte la calle Pietro Mica, única calle diagonal de la ciudad, proyectada a finales del XIX para unir Castello con Piazza Solferino. Las arquitecturas modernistas a ambos lados de la calle nos hablan de nuevo de un permanente deseo de cambio y modernidad por parte de esta ciudad, que tiene su colofón en la Piazza Solferino, levantada para conmemorar la victoria sobre la II Guerra de Independencia italiana. En 2004 se levantó aquí el Atrium olímpico, una gran estructura de vidrio destinada a ser la sede de los juegos olímpicos de invierno, celebrados en Turín en 2006.

Cómo llegar: Desde la Estación de Trenes de Porta Nova podemos desplazarnos a pie. La línea 1 de metro, los tranvías 10 y 4 y los buses 1, 34, 35, 52, 61, 64, 67, 68 y 101 tienen parada en este punto.



Ver El modernismo del XIX en un mapa más grande

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