lunes, 6 de diciembre de 2010

Turín, la Italia desconocida


Barroca y modernista, mágica y fascinante, brillante y oculta. Rodeada por los Alpes y atravesada por el río Po, Turín, capital del Piamonte, es una ciudad alejada del ideal de belleza italiano; una bella desconocida, cuya elegante arquitectura barroca, la riqueza de sus museos y su excepcional historia, la convierten en un interesante destino alejado de las rutas más turísticas.

Os ofrecemos tres rutas con encanto para conocer los principales hitos de la ciudad, además de consejos para que movernos o comer en la capital del Piamonte no sea ningún secreto para tí.

Guía práctica para moverse por Turín

Transportes

Aeropuertos

El aeropuerto de Turín-Caselle se encuentra a unos 30 km de la capital. Fue recientemente remodelado y ampliado con motivo de los juegos olímpicos de 2006, lo que además supuso un incremento en sus destinos. Hasta aquí llegan vuelos procedentes de la mayor parte de las capitales europeas, aunque sólo Ryanair opera como compañía de bajo coste.

Aeropuerto

Si no disponemos de transporte propio, hay trenes y autobuses para trasladarnos desde Caselle al centro de Turín. La compañía de autocares Sadem conecta el aeropuerto y la ciudad, con paradas en las estaciones ferroviarias de Porta Susa y Porta Nuova (ambas en la zona centro). El precio es de 5.50€ y se tarda 40 minutos. Si adquieres el billete de ida y vuelta existe un pequeño descuento. Las salidas son cada 30 minutos (a las horas en punto y a las y media)

Más rápido y económico es el servicio en tren ofrecido por la GTT (Compañía de transportes públicos). En 19 minutos, y por 3.40 euros, puedes estar en la Estación Dora, que como contrapartida tiene el problema de encontrase en las afueras de Turín, por lo que luego hay que coger el autobús urbano 72 o el tranvía 10 para llegar al centro.

Otra opción interesante es la de volar hasta Milán, situado a 140 km, y que cuenta con tres aeropuertos: Bérgamo-Orio al Serio, Malpensa y Linate.

Desde Malpensa podemos trasladarnos directamente hasta Turín, con la compañía Sadem. Cada dos horas sale un bus de las terminales A y B con destino a Torino Porta Susa. El precio es de 18€, y la duración de una hora y tres cuartos.

Bérgamo y Linate no tienen conexión directa con Turín, por lo que es necesario trasladarse hasta Milán y de ahí coger un tren en la Estación Central, única parada de estos servicios. Las compañías Terravisión y Autostradale realizan estos trayectos, con una duración aproximada de una hora. El precio por persona es de 8.90€, pero existe la posibilidad de comprar el billete 3×2, en el que uno de los trayectos sale gratis. Resulta útil, no sólo si viajan tres personas, sino también usándolo sólo dos, pues el ticket restante es acumulable para otra ocasión.

Trenes.

Desde la estación central de Milán sale un tren regional cada hora a Turín (a las y cuarto) todos los días de la semana desde las 5:15 de la mañana hasta las 00:15 de la noche. El precio es de 8 euros hasta Porta Susa y de 9.20€ hasta Porta Nuova (resulta más económico bajarte en la primera y utilizar el transporte público hasta tu destino).

Trenitalia es la compañía ferroviaria del Gobierno de Italia. Ten en cuenta que los retrasos, y la posibilidad de que con tu billete no dispongas de asiento libre, es algo habitual. Un consejo; los billetes de trenes regionales en Italia sirven para tres meses desde que se adquieren, por eso, cuando vayas a utilizarlo, no debes olvidarte de timbrarlo en una de las máquinas amarillas que hay junto a los andenes, y que plasman la fecha y la hora que lo hacen válido (sólo para los trenes que salen en las siguientes 6 horas). No te olvides de este detalle, pues de lo contrario puedes ser multado con hasta 60 euros. Es algo difícil de entender, pero no será lo único que te sorprenda de los transportes italianos.

Por cierto, la Estación Central de Milán es una de las principales obras faraónicas realizadas por Mussolini en los años 30 del siglo pasado. Merece la pena detenerte unos minutos entre el trajín de viajeros para contemplar su monumentalidad. Actualmente está siendo reformada para, entre otras cosas, retirar todos los símbolos fascistas que la decoran.

Una vez en Turín, existen 5 estaciones de tren; dos principales y en el centro: Porta Susa y Porta Nuova y tres más alejadas: Torino Stura, Torino Lingoto y Dora. Desde las dos primeras puedes estar en pocos minutos a las zonas más turísticas de la ciudad.

Como moverse por Turín

Si nunca has estado en Italia, una de las cosas que más te va a chocar son sus transportes públicos. Al contrario que en España, donde tan sólo se abre la puerta delantera para poder acceder, y todos deben pagar su billete o timbrar su abono, aquí los pasajeros pueden acceder por todas las puertas, y además comprobarás que casi nadie introduce su billete en las máquinas de timbrar, que generalmente están al principio y al final del bus. Pero no te equivoques, no es una medida del gobierno italiano para atraer turismo, es sólo un sistema en el que la picaresca puede hacerte viajar gratis, pero eso sí, cada cierto tiempo los temidos “controllatori”, o revisores, hacen controles para comprobar si alguien se ha colado, y si no tienes billete la multa es de 50 euros.

Si no quieres arriesgarte, puedes adquirir tu billete en cualquier Tabachi (estanco), que distinguirás por su letrero en forma de T. Aunque entenderán la palabra Autobús, has de saber que en Italia a los buses públicos se les llama Pullman y al tranvía Tram. Con el billete, que vale un euro, podrás viajar además en metro, y puedes utilizar hasta dos líneas de transporte distintas durante los primeros 70 minutos desde que has timbrado. La mayor parte de los pueblos cercanos a Turín están también conectados por el mismo transporte público, aunque debes de adquirir un billete especial extra metropolitano.

Existen unos bonos especiales para turistas, que valen para 3 ó 6 días, dependiendo de la modalidad que elijas y cuyo precio es mucho más económico. Además, puedes adquirir el abono combinado, que permite, por 18 euros, viajar libremente en los trasnportes, y entrar en todos los museos de la ciudad. Si te interesa esta promoción, puedes adquirirlo en las distintas oficinas de Turismo que se encuentran en la ciudad (en el centro en Vía Garibaldi 1 y en Vía Verdi 28).

Otra posibilidad es el alquiler de bicicletas. Por 6 euros al día podrás moverte libremente por una ciudad dotada de varios carriles bicis que atraviesan la zona centro, y muchas zonas peatonales por las que circular con seguridad. El punto de préstamo instalado por el Ayuntamiento se encuentra en Via Verdi nº 20, junto a la Molle Antonelliana. Para alquilarlas sólo tienes que dejar algún tipo de documentación que te será devuelto cuando entregues la bicicleta.

Donde comer. Precios y horarios

Los horarios y precios difieren un poco de España. En líneas generales podemos decir que la jornada laboral empieza y termina una hora antes. Así, generalmente museos, supermercados e incluso tiendas suelen estar abiertos desde las 9 de la mañana, y cierran como tarde a las 19:30.

karlekpizza

Italia es más cara que España, aunque los precios en Turín no son tan prohibitivos como en otras ciudades del país. Comer de menú en un restaurante ronda los 20 euros y tomar una cerveza en un bar entre 3 y 5. Por el contrario, las típicas porciones de pizza (si quieres una deberás pedirlo como “trancio” di pizza), además de ser exquisitas, son mucho más baratas y grandes que en España. Si no te importa alimentarte a base de pasta a lo largo de tu visita, esta será la posibilidad más económica, ya que el resto de comida, especialmente las carnes y el pescado pueden suponer un importante incremento de la cuenta. Entre los turineses tienen fama locales como Pizza and Birra en Vía Po 41 o la tratoría Arcadia, en las galerías Subalpinas de Piazza Castello, donde, vayas a la hora que vayas, encontrarás a gran número de jóvenes degustando sus porciones por menos de dos euros.

Si prefieres comprarte tu propia comida, en el mercado al aire libre de Porta Palazzo, uno de los más grandes de Europa, podrás encontrar todo tipo de alimentos a precios más económicos que en los supermercados.

Donde dormir

Los hoteles medios en Turín rondan los 60 euros por noche. Existen también varios albergues con habitaciones de entre 5 y 9 camas, en los que, si no te importa compartir cuarto con otros viajeros, puedes pernoctar desde 10 euros la noche con desayuno incluido. Hostelworld.com ofrece una completa lista de este tipo de alojamientos.

Turín y la Casa de los Saboya



Situada al noroeste de la península itálica -a pocos kilómetros de Francia y Suiza-, Turín es uno de los principales focos del barroco italiano. No se puede entender el presente de esta ciudad, ni de este país, sin atender a una de las familias menos conocidas de la realeza europea, y sin embargo de gran trascendencia en la historia: la Casa de los Saboya, artífice de la unificación italiana, en el último tercio del siglo XIX, y soberanos del Piamonte durante más de 600 años.

Pese a los vaivenes históricos que situaron a esta región en la órbita de influencia de Francia, Austria o España, o quizás precisamente por ello, Turín adquirió una personalidad propia, con un permanente anhelo de independencia y a la vez de cohesión con el resto de los estados vecinos del sur.

La fisonomía actual del Turín histórico se desarrolló desde la primera mitad del siglo XVII hasta las guerras de independencia contra los franceses en los siglos XVIII y XIX. Los monarcas de la casa de Saboya, deseosos de reflejar su poder a través de una escenografía monumental, pero carentes de un lenguaje artístico propio, tomaron y subordinaron a sus propósitos, la arquitectura imperante de aquel periodo.

Con este fin, arquitectos venidos de toda Europa proyectaron la nueva ciudad sobre los restos de la antigua urbe romana, que conservaba aún la planta ortogonal en damero del “castrum” fundado por Julio César en el siglo I a.c., y refundado por Augusto, lo que significaba que la capital del nuevo ducado absoluto y de derecho divino, hundía sus raíces en el mismo Imperio romano.

De esta forma, la nueva Turín se constituyó como una ciudad moderna, ordenada en retículas y con el Barroco del XVII como estilo definitorio, manteniendo hasta nuestros días la misma fisonomía, sin apenas variaciones, que presentaba hace casi 300 años.






El centro de Turín: De Castello a Vittorio Veneto

Palacios, castillos, grandes avenidas y monumentos. Todo el centro de Turín nos habla de un pasado vinculado inexorablemente a la familia de los Saboya.
Esto queda patente especialmente en la piazza Castello, verdadero centro neurálgico de un Turín dinámico y jove, y que encuentra en este punto un lugar de cita, donde el bullicio queda enmarcado por las arquitecturas del Palazzo Reale, la iglesia de San Lorenzo y el Palazzo Madamma..

El Palazzo Reale fue, durante 400 años, el centro político del Piamonte, y sede de la monarquía durante el breve periodo de tiempo en que Turín fue capital de Italia (1861-1865). Uno puede todavía sentir la importancia de este lugar, en el que Vitorio Emanuelle II y su ministro el Cavour decidieron el futuro de Italia allá en los años 50 del siglo XIX. Desde sus salones se fijo la ofensiva para unir a los distintos pueblos de habla y cultura común, a lo largo de toda la península itálica. Sus interiores, de una enorme riqueza, están jalonados de tapices y cuadros, que nos hablan de una monarquía que vivió, entre estas paredes, sus mayores momentos de gloria, antes de caer en el olvido y el exilio.

No conviene perderse los apartamentos del Príncipe del Piamonte y del Duque de Aosta, y sobre todo la gran escalinata monumental proyectada por Juvarra y conocida popularmente como scala delle Forbici o de las tijeras por su singular fisonomía.

Entrada al Palacio Real: 6 euros. Para menores de 25 años, estudiantes y mayores de 65 años existe un descuento del 50%, así que, si puedes disfrutarlo, no olvides llevar el DNI.


Justo detrás del Palacio Real se levanta el Duomo o Catedral de Turín, edificio del siglo XVI, que sorprende al visitante por sus pequeñas dimensiones, pero que alberga en su interior una de las principales reliquias de la cristiandad, la Sábana Santa, donada a la Iglesia Católica por los Saboya. Tras el incendio que sufrió la catedral y el Palacio Real en 1997, el edificio quedó muy dañado, especialmente la capilla Guarini, donde estaba alojado el sudario y que quedó totalmente destruida, perdiéndose gran cantidad de tesoros artísticos, vidrieras y la gran cúpula del edificio. Aún hoy, continúan las labores de restauración, por lo que apenas se puede disfrutar nada de la riqueza de la catedral. La Sábana Santa no se exhibe al público, aunque se puede contemplar el sarcófago que la protege, y una reproducción a tamaño real de la reliquia.

Entrada a la catedral: Gratuita. La subida al campanario esté temporalmente cerrada por labores de restauración. Los encargados de custodiar la catedral explican también la historia de la catedral y la Sábana Santa de forma gratuita; basta dirigirse a ellos y solicitárselo.


El Palazzo Madama se extiende adosado a una de las caras del antiguo castillo medieval que da nombre a la Piazza Castello, asentado a su vez sobre los restos de una antigua fortificación romana. Las obras de transformación del castillo en residencia de los Saboya, se vieron interrumpidas durante la guerra contra los franceses, por lo que, en la actualidad, muestra una particular fisonomía, pues si se contempla desde atrás, da el aspecto de ser una antigua fortaleza medieval, mientras que por delante muestra una bella portada barroca.


En su interior se alberga el Museo Municipal de Arte Antiguo, con algunas interesantes colecciones que nos hablan de la tradición artística de la ciudad. Se requiere aproximadamente unas dos horas para hacer el recorrido completo por el museo, pero si no tenéis tanto tiempo podéis pasear por la espectacular escalinata de la parte barroca del edificio, que ofrece las mejores vistas de la plaza, además de ser la entrada gratuita.

Palazzo Madama. Entrada al museo de Arte Antiguo 7.50€. Reducida 6€. Acceso gratuito a la escalinata y al patio medieval.


Via Po
es la conexión natural entre Piazza Castello y Vittorio Véneto. A lo largo de esta calle se desarrolla la vida del Turín más dinámico. Tiendas, restaurantes y puestos callejeros quedan aquí enmarcados por el ruido de los numerosos coches, motos, buses y tranvías que atraviesan la calzada central, mientras los peatones pasean al abrigo de los soportales.



Hacia la mitad de Via Po, nos encontramos con el principal símbolo arquitectónico de Turín, la Mole Antonelliana, que probablemente ya hayas visto antes, pues aparece en el reverso de las monedas de dos céntimos italianas. La construcción, formada por una cúpula de 167 metros asentada sobre una base cuadrada, fue en origen una sinagoga judía. Sin embargo las discrepancias entre la comunidad hebraica y el arquitecto hicieron que el Ayuntamiento comprase en 1873 el edificio a medio construir para concluirlo y dedicarlo a la memoria del rey de Italia Vittorio Emanuelle II. En la actualidad, la Mole alberga el Museo Nacional del Cinema, considerado el más importante del país.


Mole Antonelliana y Museo del Cinema. Entrada general 6€, descuentos para menores de 25 años y mayores de 65 del 50%. A través de un ascensor panorámico se puede ascender a la parte superior de la cúpula, donde se aprecian las mejores vistas de la ciudad. Si se adquiere la entrada al museo conjunta a la del ascensor, hay un descuento de 2 euros.


Al final de las arcadas de vía Po se extiende la Piazza Vittorio Véneto, cuyo límite opuesto lo fijan el rio Po y la iglesia de la Gran Madre. La vista desde este punto nos permite contemplar una de de las plazas abiertas más grandes de Europa.

Vittorio Véneto, o simplemente “Vittorio”, como es conocido popularmente, es el mejor lugar para conocer el ambiente nocturno turinés. Los innumerables pubs y terrazas que se extienden a ambos lados del espacio, tiñen de ambiente juvenil y festivo la plaza durante todos los días de la semana, especialmente viernes y sábados. Durante el día, es escenario de conciertos, festivales gastronómicos o exhibiciones de todo tipo, siendo el principal lugar de la ciudad donde se celebran los incontables eventos que, a lo largo del año, celebra un Turín volcado siempre en la cultura.

Como llegar al centro de Turín: Líneas de tranvía 4, 13, 15 y 18. Autobuses 11, 12, 51, 55, 56, 61 y 68. La parada de metro más cercana es Porta Nova y desde ahí unos 10 minutos andando hasta Piazza Castello.



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La orilla del Po: De los Capuccini al Borgo Medievale.


Una de las vistas más espectaculares de Turín, enmarcadas por la majestuosidad de los Alpes, se puede disfrutar desde el monte dei Capuccini, que recibe su nombre del convento capuchino construido en 1584 por el conde Vitozzi, en lo que entonces eran los extramuros de la ciudad.

Desde los Capuccini podemos descender hasta los pies de la colina, donde se levanta la basílica de la Gran Madre di Dio, otro de los símbolos escenográficos más tradicionales de la ciudad. Este edificio, de planta circular coronado por una gran cúpula, representa el triunfo del neoclasicismo en Turín, fue construido en honor del Rey Vittorio Emanuelle I en 1814. Un dato anecdótico, para los amantes del misterio, es la creencia, según la cual, esta iglesia sería uno de los vértice de la magia blanca y negra, además de lugar de apariciones, en particular entre las Estatuas de la Religión y la Fe de Carlo Chelli.


Tras la Gran Madre, se extienden los quartieres de Cavorettto y Borgo Po, conocidos por los turineses simplemente como “la colina”, dos de los barrios más lujosos de la ciudad, y donde se puede disfrutar de grandes villas y edificios modernistas. Unos edificios que se suceden a lo largo de la colina de la Magdalena, y que culminan en la Vila della Regina, lugar de descanso de los Saboya durante los cálidos meses de verano. Pasear por este lugar, puede suponer, además de gozar de unas excelentes vistas Turín, coincidir con alguno de los habitantes más ilustres de la ciudad, pues se trata de uno de los barrios más exclusivos, donde, entre otros viven algunos de los jugadores de la Juventus o el Torino F.C., los dos clubes de la ciudad que militan en la Serie A italiana.

En la otra orilla del Po, frente al monte de los Capuccini y el barrio de Cavoretto se extienden los Murazzi, los antiguos muelles de la ciudad donde se almacenaban los productos que las barcazas traían navegando a través del Po. Hoy, esos antiguos almacenes se han convertido en bares y discotecas que hacen de los Murazzi uno de los rincones más animados de la ciudad, si bien, en la época de lluvia, es habitual que la zona cierre debido al crecimiento del rio, que anega todos estos espacios.

Al final de los Murazzi se encuentra el Parco Valentino, uno de los principales pulmones verdes de la ciudad y lugar de recreo para los turineses, especialmente en la temporada de primavera y verano, cuando el lugar se llena de familias, jóvenes y mayores que pasean, toman el sol o simplemente disfrutan leyendo sobre el césped. Hasta mediados del siglo XIX este parque no era público, ni tan siquiera se encontraba dentro de los muros de la ciudad. Pero la gran expansión demográfica que vivió la ciudad en este periodo, gracias al desarrollo industrial, hizo que sus propietarios, la familia Saboya una vez más, lo donase a la ciudad junto al castillo que se levanta en el centro y que actualmente es ocupado por la facultad de Arquitectura de Turín.


En 1884, con motivo de la Exposición Internacional que tuvo su sede en Turín, las orillas del Po, a lo largo del Valentino, acogieron una serie de construcciones historicistas, de las que tan solo se conserva el llamado Borgo Medievale. Aunque destinado, como el resto de edificaciones, a ser demolido al finalizar la exposición, el hecho de que se basase en las villas y castillos del Piamonte, despertó un cierto sentimiento de nacionalismo entre ciudadanos y autoridades que llevaron a consevar este complejo. El borgo está formado por una serie de casas y calles, una iglesia y la gran “rocca” o torre que corona el complejo. Resulta especialmente interesante por el rigor historicista con el que se realizó, tratando de ser una fiel representación de un poblado medieval piamontes.


Borgo Medievale visto dede el Po


Borgo Medievale: Entrada al complejo gratuita. Entrar a la torre cuesta 6 euros, con descuento del 50% para estudiantes de arquitectura, Historia, Historia del Arte y Bellas Artes, previa acreditación. En su interior se puede contemplar una fiel reproducción de cómo era la vida en un castillo del siglo XIV.



Cómo llegar: Para empezar este recorrido puedes ir hasta la piazza Vittorio Veneto y a partir de ahí hacer la ruta andando. El tranvía 13 y las líneas 61 y 56 te dejan a los pies del Monte dei Capuccini. El grupo de Transportes de Turín también ofrece paseos en barco a lo largo de esta zona del Po por 2.50€, sólo trayecto de ida y 4€ con la vuelta. No hay ningún tipo de descuento en este servicio.



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El modernismo en Turín: De la Crocetta a Pietro Mica


Si el barroco es el estilo que define al Turín más clásico, el modernismo es el reflejo de la Turín industrial, rica y próspera del siglo XIX. Barrios y avenidas se crearon en este lenguaje arquitectónico para acoger a las principales familias burguesas del Piamonte, deseosas de desarrollar un estilo propio y moderno, que los diferenciara del antiguo esplendor nobiliario de la ciudad.

El quartiere della Crocetta es el más claro exponente de esta nueva visión. Se trata de un barrio organizado en retícula, y que entre sus calles alberga, además de varias joyas de la arquitectura civil modernista, teatros, galerías y la sede de la prestigiosa universidad politécnica de Turín. Pasear por la Crocetta puede recordar a barrios como Chelsea en Londres o Postdam en Berlín, pues aúna el lujo con la tranquilidad de las afueras, pese a encontrarse en pleno centro de la ciudad.

Bajando por corso Vittorio Emanuele II nos encontramos con la estación de trenes de Porta Nuova. Recibe su nombre de una de las antiguas puertas de acceso a Turín, y marca el punto de expansión que vivió la ciudad hacia el oeste, pasando de 50.000 habitantes a principios del siglo XIX a casi medio millón en 1900. Se trata de la tercera estación con más flujo de pasajeros de Italia, contando con más de 70 millones de viajeros al año. Inaugurada en 1864, es la estación más antigua del país, aunque las numerosas reformas llevadas a cabo han diluido en parte su arquitectura eclecticista original, apreciable ya tan solo en su gran fachada de acceso.

Frente a la estación, y tras los jardines de la piazza Carlo Felice, se abre Via Roma, la calle más lujosa de Turín, y no sólo porque el revestimiento de mármoles en suelo y columnas ya le haga ser digno de tal apelativo, sino que es además la calle en la que se abren las tiendas de las marcas más prestigiosas, y donde se encuentra la sede el periódico La Stampa. Abierta a principios del siglo XVII, bajo el nombre de Via Nova, pues unía la Piazza Castello con Porta Nova, acoge hacia la mitad de la calle otra de las plazas más destacadas de Turín, la de Carlo Alberto.

Con casi 13.000 metros cuadrados, Piazza Carlo Alberto, es después de Vittorio Véneto el segundo espacio abierto más importante de la ciudad. En el centro se yergue la escultura ecuestre de Emanuele Filiberto, y en el lado sur las dos iglesias gemelas barrocas de Santa Cristina y San Carlo. En los soportales laterales merece la pena visitar sus cafés, los más antiguos de Turín, y frecuentados por artistas, nobles y escritores a lo largo de la historia, como el caffé San Carlo de 1798 o la confitería Stratta, de 1836. Aquí se puede degustar el tradicional aperitivo turinés, en el que se paga la bebida y se cena todo lo que uno quiere de las bandejas ofrecidas, o probar los deliciosos dulces del Piamonte, región famosa por sus chocolates.

Los “aperitivi”: Casi todos los bares del centro de Turín los ofrecen. Generalmente el horario coincide con el de la cena de los italianos, de 20:30 a 22:00. Consiste en pagar una bebida a un precio que oscila entre los 6 y los 8 euros y picar toda la comida que uno quiera en las bandejas ofrecidas. Suele consistir en quesos, embutidos y ensaladas de pasta, aunque hay una gran variedad. Los aperitivi más populares son los ofrecidos en el “quadrilatero romano”, frecuentados generalmente por estudiantes y jóvenes.

Desviándonos hacia la derecha de Via Roma, nos encontramos con el Museo Egipcio, considerado como uno de los mejor del mundo por la riqueza de sus colecciones, fruto de las expediciones italianas en el país africano. A pocos metros se sitúa el Palazzo Carignano, lugar de nacimiento del rey Vittorio Emanuel II y actual sede del museo del Risorgimento donde se explica la historia de la unificación italiana.




Museo Egipcio: Entrada 6.50€, 50% de descuento para estudiantes. El museo cierra a las 7 por lo que no conviene entrar más tarde de las 5, pues al menos se necesitan dos horas para recorrer los tres pisos de salas que componen el museo.


Del ángulo que une Via Roma con Piazza Castello parte la calle Pietro Mica, única calle diagonal de la ciudad, proyectada a finales del XIX para unir Castello con Piazza Solferino. Las arquitecturas modernistas a ambos lados de la calle nos hablan de nuevo de un permanente deseo de cambio y modernidad por parte de esta ciudad, que tiene su colofón en la Piazza Solferino, levantada para conmemorar la victoria sobre la II Guerra de Independencia italiana. En 2004 se levantó aquí el Atrium olímpico, una gran estructura de vidrio destinada a ser la sede de los juegos olímpicos de invierno, celebrados en Turín en 2006.

Cómo llegar: Desde la Estación de Trenes de Porta Nova podemos desplazarnos a pie. La línea 1 de metro, los tranvías 10 y 4 y los buses 1, 34, 35, 52, 61, 64, 67, 68 y 101 tienen parada en este punto.



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